Cuenta la historia que cuando Moisés bajó del Monte Sinaí con las dos tablas en las que estaban escritos los mandamientos, al ver cómo su pueblo estaba adorando a un becerro de oro, se enfureció y rompió las dos tablas. Al tiempo, pidió al Señor que perdonara la desobediencia de su pueblo y entonces, en otras dos lajas de piedra, volvió a escribir el decálogo de los católicos.
Yo hoy no quiero enfurecerme; tan solo pretendo compartir con todos los emprendedor@s de futuro nuestros 10 mandamientos al emprender.
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