No todo el mundo vale para emprender. El emprendedor nace y si se rodea de buenas circunstancias y buena formación, se desarrolla.
Las grandilocuentes frases de nuestros dirigentes sobre emprender, sobre el emprendimiento a fin de hacer creer que cualquiera puede poner en marcha un proyecto empresarial, no han revelado en estos últimos años nada más que un resultado nefasto: la creación de camicaces empresariales. Empujando a muchos jóvenes a gastar sus ahorros y su cotización por desempleo a iniciar un proyecto empresarial sólo buscaban su objetivo: sacarlos de la lista de desempleo y revertir con la mayor diligencia posible el dinero de la administración en la propia administración, vaya, una trampa a lo Plan E de la era Zapatero. Muchos de ellos han quemado uno de sus cartuchos, por no decir el último, en un viaje a ninguna parte. ¿Qué hacer frente a eso? ¿Cómo lo hubiéramos evitado? Leyendo.
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