POR raro que suene, muchas empresas fracasan antes de abrir sus puertas. La causa: su indefinición. Querer abarcar demasiado y no saber explicar con precisión aquello a lo que uno se dedica; no ser capaces de exponer a otros con nitidez la actividad para alimentar su atención, despertar su interés, desatar su deseo y, en último término, provocar su acción de compra; querer disponer de la concentración de los demás durante tiempos infinitos, menospreciando uno de sus valores más preciados…
Leer artículo completo
No hay comentarios:
Publicar un comentario