Cada tiempo tiene su mito. Antes pensábamos que el nuestro podría ser el astronauta, exploradores del infinito, viajeros a los astros que nuestros antepasados miraron con asombro, a la vez descubridores de verdaderas últimas fronteras y potenciadores del progreso tecnológico; pero qué va, el mito de nuestra época es el emprendedor cuanto más adolescente mejor.
La prensa escrita y alguna cadena de TV comenzaba esta semana fascinada con la epopeya de Didac Sánchez, quien con sólo 22 años presumía de haber fundado 15 empresas y vacilaba como modelo de entrepreneur. Apenas unos días después en las redes sociales se desvelaba una sórdida historia personal de la infancia de Didac que no me interesa tanto como el hecho de que de sus 15 empresas la práctica totalidad son corporaciones pantalla que no hacen nada ni sirvan para nada más que para tejer una trama corporativa con sirva de red salvavidas por si acaso quiebra alguno de los pufos de la quincena.
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